CEDER EL PODER Y LA AUTORIDAD
CEDER EL PODER Y LA AUTORIDAD
JUAN 11:47 Entonces, los principales sacerdotes y los fariseos convocaron al Concilio Supremo. ¿Qué vamos a hacer? se preguntaron unos a otros. Sin duda, ese hombre realiza muchas señales milagrosas. 48 Si lo dejamos seguir así, dentro de poco todos van a creer en él. Entonces, el ejército romano vendrá y destruirá tanto nuestro templo como nuestra nación. 49 Caifás, quien era el sumo sacerdote en aquel tiempo, dijo: ¡No saben de qué están hablando! 50 No se dan cuenta de que es mejor para ustedes que muera un solo hombre por el pueblo, y no que la nación entera sea destruida. NTV.
Después de conquistar un reino o una nación, el imperio conquistador obligaba a las naciones conquistadas a sujetarse a las leyes de su nación, además les exigían pagar tributos o impuestos a toda la población. Este fue el caso del pueblo judío. Jerusalén una vez que fue conquistada por el imperio romano, perdió su autonomía administrativa política, y pasó a ser una provincia romana, sujeta a sus leyes e impuestos que no eran para nada bajos. Al estar bajo el yugo romano, los judíos se quejaban mucho acerca de su sujeción a las leyes del imperio y sobre todo acerca de los impuestos que tenían que pagar. Pero los líderes religiosos judíos por la posición que ocupaban, estaban más o menos contentos, porque tenían completo control sobre la población judía y se aprovechaban de su puesto para enriquecerse. Así pues, aunque a ellos no les importara lo que pasara a la nación, la situación de ellos mismos era muy ventajosa y no querían cambios.
Pese a estar bajo la autoridad de roma, los líderes religiosos estaban muy a gustos, y no querían que nada y nadie les perturbe la comodidad que habían logrado mantener por muchos años. Pero esa completa comodidad se iba a ver amenazada si Jesucristo seguía adelante captando más adeptos a su movimiento que no era político sino religioso. Por eso ante el crecimiento de la fama y la popularidad de Jesucristo entre el pueblo judío, buscaban la manera de detenerlo, y la única manera que8 vieron de poder detener completamente su movimiento era eliminándolo. Con ese deseo perverso, los líderes religiosos buscaban cualquier motivo para acusar a Jesús y así sentenciarlo a muerte, pero no habían tenido éxito hasta ese momento.
El deseo de deshacerse definitivamente de Jesús se intensificó más, cuando un grupo de judíos que habían presenciado como Jesucristo era glorificado por una gran multitud, fueron a ver a los líderes religiosos para informarles de esta situación. Al escuchar esta noticia para nada agradable, los líderes religiosos rápidamente convocaron a una asamblea extraordinaria para tomar decisiones definitivas contra Jesucristo y su movimiento. Una vez en el concilio, cada uno de los participantes empezaron a dar su punto de vista, y todos eran conscientes de las señales milagrosas que Jesucristo realizaba, lo cual causaba un temor, pues creyeron que en algún momento, todo el pueblo se volcaría a Jesús y creerían que realmente es el Mesías, el libertador prometido por los profetas del Antiguo Testamento. Pensaron que si eso se llegara a dar, el ejército romano vendría a destruir tanto el templo como la nación, y no solo eso, sino que ellos también perderían su posición de poder e influencia. Ante estos peligros aparentes, Caifás, el sumo sacerdote se dirigió a todo el Sanedrín, y dijo: es mejor para toda la nación que muera un solo hombre por el pueblo, y no que la nación entera sea destruida. La única cosa que realmente les interesaba a los líderes religiosos era retener su poder y prestigio político y social. Lo que temían era que Jesús consiguiera muchos seguidores y provocara un conflicto con el gobierno. Los Romanos eran tolerantes en muchas cosas; pero no podían permitir desórdenes civiles. Si Jesús fuera el causante de un desorden civil, Roma se echaría encima con todo su poder, y no cabía la menor duda de que los líderes religiosos perderían su posición de autoridad.
Queridos hermanos. Es evidente que a los líderes de las naciones les interesa más sus posiciones de poder y autoridad que la misma población a la que supuestamente sirven. Los líderes religiosos judíos eran los encargados de velar por los intereses de la8 nación, pero no estaban dispuestos a hacerlo, por eso cuando Jesucristo a través de sus enseñanzas y señales milagrosas liberaba a su pueblo de la esclavitud espiritual, ellos no lo aprobaron ni permitieron que siga adelante con su labor, en su lugar, buscaban la manera de deshacerse de Él, pues pensaban que si Jesucristo seguía adelante con su obra les podía ocasionar un grave problema con Roma y así perderían su poder y autoridad. Hermanos. Cualquier rol de autoridad que tengamos, es para servir a nuestro prójimo, por eso si en algún momento estamos por perder nuestro poder de autoridad por el beneficio de nuestro prójimo, no debemos aferrarnos a ese cargo, en su lugar lo debemos ceder sin poner oposición.