¿ESCONDERSE DE DIOS?
¿ESCONDERSE DE DIOS?
Cuando los niños hacen alguna travesura en casa, tratan de buscar un escondite para esconderse de sus padres, y así no recibir la reprenda por esas travesuras hechas. Posiblemente los niños tendrán éxito al esconderse, pero no podrán permanecer en ese escondite para siempre, tarde o temprano tendrán que salir y enfrentarse a sus padres. Esconderse de un enemigo o de cualquier persona es posible para los hombres, ya que pueden encontrar escondites escapándose a los rincones más alejados del planeta, y así nunca ser hallados por sus enemigos, o por personas con las cuales no quieren fraternizar. El hombre puede esconderse de otro hombre, pero jamás podrá esconderse de la presencia de Dios. Este hecho real nos afirma el profeta Jeremías: “¿Podrá el hombre hallar un escondite donde yo no pueda encontrarlo? afirma el SEÑOR. ¿Acaso no soy yo el que llena los cielos y la tierra? afirma el SEÑOR.” Jeremías 23:24 NTV.
Las personas malvadas o pecadoras que piensen que pueden esconderse de la presencia de Dios para no recibir las consecuencias de sus acciones perversas, están en un grave error, ya que Dios es un ser omnipresente. La omnipresencia es uno de los atributos divinos propios de Dios, este atributo divino quiere dar a entender que Dios está presente en todo lugar y al mismo tiempo. Razón por la cual, no hay ni un pequeño rincón en el amplio universo donde no esté Dios presente. Debido a este atributo divino, el hombre por más que vaya a los rincones más alejados del planeta, incluso a otros planetas del sistema solar, jamás podrá encontrar ni un pequeño escondite donde ocultarse de Dios.
La omnipresencia de Dios es algo realmente terrible para las personas malvadas y pecadoras, pero algo muy reconfortante para las personas que caminan en conformidad a la voluntad de Dios. Todos los que hemos aceptado a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador, podemos encontrar un gran consuelo al saber que nuestro Dios es un ser omnipresente. Gracias a este atributo Divino, podemos tener la certeza de que Dios está siempre cerca de nosotros, y nunca aparta su mirada de nuestra vida, para brindarnos Su oportuno socorro cuando nos sobrevenga alguna situación adversa. Sin duda, es maravilloso saber que nuestro amado Dios siempre está cerca de nosotros, y esto mismo nos tiene que mover para llevar una vida de santidad en conformidad a su voluntad, apartándonos definitivamente de los placeres de este mundo y los deseos perversos de nuestra naturaleza carnal. Pero si seguimos cediendo a los impulsos de nuestra carnalidad, podemos tener la certeza de que jamás nos escaparemos de Dios, y recibiremos el castigo merecido por nuestras acciones perversas.