Jesus Is Life

EL SERVICIO A DIOS

EL SERVICIO A DIOS

MALAQUÍAS 2:1 Escuchen, ustedes sacerdotes, ¡este mandato es para ustedes! 2 Escúchenme y decídan honrar mi nombre dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales o enviaré una maldición terrible contra ustedes… 5 El propósito de mi pacto con los levitas era darles vida y paz y eso fue lo que les di. De ellos se requería que me reverenciaran, y lo hicieron en gran manera y temieron mi nombre. 7 Las palabras que salen de la boca de un sacerdote deberían conservar el conocimiento de Dios… porque el sacerdote es el mensajero del SEÑOR de los Ejércitos Celestiales. 8 No obstante, ustedes, sacerdotes, han abandonado los caminos de Dios. Sus instrucciones hicieron que muchos cayeran en pecado. Corrompieron el pacto que hice con los levitas… NTV.

El servicio a Cristo en su cuerpo, es un gran privilegio que no todos los creyentes están dispuestos a asumir, ya que el servicio a Cristo demanda una gran responsabilidad, así como llevar una conducta irreprensible entre los creyentes y no creyentes. Al aceptar este llamado a servir, los creyentes se convierten en mensajeros del SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, razón por la cual deben conservar los conocimientos de Dios, los cuales se encuentran detallados en las páginas de las Sagradas Escrituras. Los siervos de Cristo deben amar la Pslabra de Dios, estudiarla profundamente para poder transmitir cada una de esas enseñanzas a todas las personas del mundo, sean que ya pertenezcan a la familia de Dios o no.

El servicio a Dios, fue instituido en el pasado, poco después de que el pueblo hebreo fue liberado de la esclavitud. Para este gran privilegio, de entre las doce tribus de Israel, Dios escogió a la tribu de Leví para que les sirvieran en el tabernáculo y posteriormente en el templo de Jerusalén. A sus siervos Dios los llamó sacerdotes, y les dio la responsabilidad de servirle, y de custodiar los mandamientos y las leyes que Él había entregado a su pueblo por medio de Moisés. Todo esto fue establecido mediante un pacto, Dios a sus sacerdotes les prometió dar vida y paz, y ellos como custodios de las leyes y mandamientos, tenían la enorme responsabilidad de mantener la espiritualidad del pueblo hebreo, así como enseñarles los caminos del eterno Creador del mundo. Dios cumplió a cabalidad con su pacto con todas las generaciones de sacerdotes, pero los sacerdotes no pudieron cumplir con su parte del pacto.

Al inicio, las primeras generaciones de sacerdotes cumplieron a cabalidad con el pacto, pues vieron al servicio a Dios dentro del templo de Jerusalén, como un gran privilegio, un honor de lo cual muchos judíos nunca disfrutarían. Los primeros sacerdotes servían de todo corazón a Dios, lo exaltaban y lo glorificaban por la grandeza de su nombre y de sus obras. Los sacerdotes eran respetados por que eran los mensajeros de Dios, eran respetados por la sabiduría de sus palabras, y el pueblo se dirigía a ellos para buscar las leyes y los mandamientos del Creador. Pero con el pasar de los años, las nuevas generaciones de sacerdotes, dejaron de ver al servicio a Dios como un privilegio, razón por la cual su servicio ya no era con amor, ni con temor ni temblor, sino una simple obligación que tenían que cumplir. Los sacerdotes dejaron de velar por la espiritualidad del pueblo hebreo, dejaron de enseñar las leyes y los mandamientos de Dios, en su lugar, ellos mismo abandonaron los caminos de Dios, e instruyeron a sus compatriotas erróneamente, haciendo que ellos cayeran en pecado. Corrompiendo de esa manera el pacto que sus antepasados habían establecido con el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales.

Queridos hermanos. Ante la perversión de los sacerdotes, Dios por medio del profeta Malaquías les llamó la atención para que volvieran a los caminos que Él había establecido para ellos en el pasado. La reprensión del profeta no fue una simple amonestación, sino fueron palabras proféticas en contra de los malos sacerdotes que estaban realizando funciones sacerdotales dentro del templo de Jerusalén sin el temor al Creador. Sobre esos malos sacerdotes, Dios prometió enviarles maldiciones en cada una de las bendiciones que habían recibido en el pasado, sino cambiaban las condiciones de sus corazones. Hermanos. El servicio a Dios es un enorme privilegio y algo realmente sagrado, por eso no es correcto que le sirvamos por servir. Antes de servir a nuestro Señor, primero debemos cambiar nuestro corazón, cambiar nuestra forma de relacionarnos con Él. Nuestro servicio debe ser con temor y temblor. No debemos ser desleales a nuestro Creador, sirviéndole con mediocridad solo por cumplir con nuestros líderes o pastores. Si hemos empezado a servir al Señor en algún ministerio, hagámoslo de todo corazón, con amor y excelencia, hagámoslo todo como para nuestro Señor y no para los hombres.

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