DIOS SUPLE TODAS NUESTRAS NECESIDADES

DIOS SUPLE TODAS NUESTRAS NECESIDADES

Durante los años de vida en este mundo, seguramente los hombres se habrán mudado de ropa y calzado un centenar de veces por lo mínimo, y algunas personas mucho más, debido a que la ropa y el calzado que utilizan se desgasta fácilmente con el pasar de los días y con la frecuencia que se los utiliza. En el presente, es común ver que algunas personas invierten la mayor parte de sus ingresos económicos en adquirir esta indumentaria, pero esto no fue así hace miles de años atrás entre el pueblo hebreo. En esa época, y durante cuarenta años aproximadamente, los israelitas no tuvieron la necesidad de invertir sus recursos económicos en adquirir ropa y calzado para protegerse del calor del desierto y sus frías noches, debido a que no se les desgastó en todos esos años ya que el Señor de los Ejércitos Celestiales hizo que eso sea posible. Esta experiencia que tuvo el pueblo hebreo lo encontramos en uno de los libros de la ley, específicamente en Deuteronomio 29:5 “Durante cuarenta años yo los he guiado por el desierto, y en ese tiempo no se les ha gastado la ropa ni el calzado.” DHH.

Durante aproximadamente cuarenta años, el pueblo hebreo no sintió la necesidad de adquirir nueva vestimenta ni calzado, ni adquirir alimentos para saciar sus necesidades alimenticias ni la necesidad de agua, ya que Dios fue el proveedor absolutamente de todas sus necesidades diarias. Al igual que Dios fue el proveedor de su pueblo escogido durante todo el tiempo que duró su travesía por el desierto, Él también ha sido nuestro proveedor en todos los años de vida que tenemos en este mundo, y gracias a eso, es que nunca nos ha faltado alimento para saciar nuestras necesidades alimenticias, ni tampoco nos ha faltado vestimenta para cubrir nuestros cuerpos del frío y del calor; ni calzado para proteger nuestros pies y caminar por los diferentes caminos de este mundo.

Dios en todos nuestros años de vida, ha sido nuestro proveedor por excelencia, y lo seguirá siendo en el tiempo que nos falta por recorrer en este mundo, razón por la cual, no tenemos que preocuparnos ni mucho menos angustiarnos por nuestras necesidades del día de mañana. En los años de vida que nos queda, nuestro amado Padre Celestial, no solo satisfará todas nuestras necesidades físicas, sino también todas nuestras necesidades espirituales como la seguridad de nuestra salvación y vida eterna en el reino de los cielos, razón por la cual, ante cualquier necesidad que nos sobrevenga, podremos acudir confiadamente a nuestro Padre eterno en oración, pidiendo que nos supla esa emergencia. Dios, por el profundo amor que nos tiene, y como buen padre que es, escuchará nuestra oración y suplirá nuestros requerimientos.