BENDICIONES QUE ALEGRAN

BENDICIONES QUE ALEGRAN

Las bendiciones que Dios derrama en la vida de sus hijos son constantes, pero para la mayoría de creyentes, estas bendiciones no son visibles, ya que ellos esperan de Dios bendiciones realmente grandes como una nueva casa, un carro nuevo, un empleo bien remunerado, la sanidad de una enfermedad grave, y cosas realmente grandes que sean visibles que Dios está actuando en favor de ellos. Los creyentes que esperan bendiciones como estas, no las verán, ya que las más importantes son las que Dios derrama cada día en sus vidas, ya que si Dios dejara de derramar estas bendiciones que los creyentes no ven, sus vidas serían un caos total, y también dejarían de existir en este mundo. Existen bendiciones más importantes que las materiales, y esta bendición, es el actuar de Dios redimiendo la vida de las personas pecadoras. Bernabé al ver estas bendiciones se llenó de alegría y Lucas registró este sentimiento del siervo de Dios: «Al llegar, Bernabé vio cómo Dios los había bendecido, y se alegró mucho. Les aconsejó a todos que con corazón firme siguieran fieles al Señor» Hechos 11:23 NTV.

Las bendiciones materiales son importantes y necesarias para esta vida en este mundo, pero todas estas bendiciones son pasajeras, ya que no valdrán de nada cuando las personas partan de este mundo a su eternidad. Todas las bendiciones materiales que el hombre tanto anhela, se quedarán en este mundo, pero las espirituales los acompañarán por la eternidad. Las bendiciones espirituales deben ser una causa de alegría para todos los seguidores de Cristo. Bernabé entendía la importancia de estas bendiciones para la humanidad, por eso se alegró mucho al ver como la iglesia de Cristo crecía. Bernabé veía lo que no muchos cristianos ven, él veía como el Señor estaba obrando poderosamente entre estos gentiles para cambiar sus corazones, y aceptaran el mensaje de la salvación y la vida eterna.

Bernabé no solo se alegró al ver el crecimiento de la iglesia, sino que también aconsejó a todos los creyentes a que permanecieran firmes y en completa fidelidad a Cristo Jesús. La conversión de una persona a Cristo, es la bendición más grande que nosotros como seguidores de Cristo podemos ver, y esto tiene que ser una alegría más grande que cualquier bendición material que podamos recibir de las manos generosas del Señor. Por eso si un familiar o alguien cercano a nosotros se convierte a Cristo, debemos alegrarnos por ellos, y alentarlos para que sigan adelante firmes en el camino del Señor. Esta alegría debe movernos para ayudar a los nuevos creyentes que crezcan en su fe y alcancen la madurez espiritual, y así nunca se aparten del camino de la salvación. Esto solo lo lograremos al enseñarles las Sagradas Escrituras de manera personal.