PURIFICACIÓN ESPIRITUAL

PURIFICACIÓN ESPIRITUAL

Cuando caminamos por lugares llenos de escombros, de cosas putrefactas, de lodo, o de estiércol de animales; lo común es que nos contaminemos de ellos y nos impregnemos de esos olores desagradables. Cuando eso ocurre, deseamos salir lo más pronto de esos lugares para poder limpiarnos de esa contaminación. Ya que siempre queremos estar limpios, impecables y emanando fragancias agradables al olfato de los que puedan estar a nuestro alrededor. Siempre nos preocupamos por no contaminarnos físicamente, pero no nos preocupamos de no contaminarnos espiritualmente.

Al caminar por esta vida, con frecuencia contraemos ciertas contaminaciones del mundo, porque siempre estamos en contacto con la tentación, la maldad y el pecado. Con frecuencia nos contaminamos al ver cosas inadecuadas en los dispositivos móviles, ordenadores y televisores. Igualmente, al leer libros inadecuados, al escuchar conversaciones para nada edificantes, al tener nuestra mente ocupada en pensamientos lujuriosos, pensamientos de avaricia, envidia, odio, rencor y venganza, o también al responder con palabras impropias para un seguidor de Cristo. Todo eso hace que estemos contaminados por el pecado y necesitamos ser purificados para mantener una estrecha relación con nuestro Señor. Sin esta purificación, jamás podremos tener parte en el reino de los cielos. Esta realidad le dio a conocer Jesucristo a Pedro cuando trató de oponerse para que le lavara los pies al igual que al resto de los discípulos: “¡No! protestó Pedro. ¡Jamás me lavarás los pies! Si no te lavo respondió Jesús, no vas a pertenecerme.” Juan 13:8 NTV.

Jesús le dijo a Pedro que tenía que ser purificado, porque al caminar por medio del pecado, podría haberse contaminado con alguno de ellos, y esta contaminación podría ser la causa de que no mantenga su comunión con Él, por eso para Pedro era indispensable pasar por esta purificación para seguir manteniendo una estrecha comunión con su Señor. Una persona tras su conversión a Cristo, es inevitable que pueda contaminarse con el pecado, ya que vive en medio de ellos, por eso necesita una constante purificación. Esta purificación tiene lugar mediante el agua de la Palabra. La Palabra de Dios tiene el poder para purificar nuestra contaminación espiritual, por eso es importante que constantemente estemos leyendo las Sagradas Escrituras, escuchando o viendo prédicas, conversando o comentando con otros creyentes acerca de un pasaje que estén estudiando o leyendo, y sobre todo orando al Señor por purificación. Al tener estos hábitos que le agradan a Dios, seguramente alcanzaremos nuestra purificación espiritual de las malvadas influencias que nos rodean.