Jesus Is Life

NUESTRAS VIDAS POR EL EVANGELIO

NUESTRAS VIDAS POR EL EVANGELIO

Sobre todo lo existente en este mundo, la vida es lo más preciado que tenemos, por eso tratamos por todo lo posible de conservarla, debido a que nos agrada nuestra vida terrenal. Para conservar nuestra vida intacta, tratamos de evitar todos los peligros existentes en este mundo que puedan acabar con nuestra existencia a temprana edad. Algunos hombres por este instinto de preservación, han optado por no presentarse a los llamados de su nación para enfilarse en el ejército. Por este instinto de preservación, algunos cristianos también han desacatado a los llamados, pero no a los llamados de las autoridades de sus naciones de origen, sino al llamado de Cristo para que anuncien su evangelio a todo el mundo.

Es verdad que existen ciertos peligros en algunas naciones al tratar de cumplir el llamado de Dios. Pues hay países donde la libertad de culto es restringida, razón por la cual no se puede predicar el evangelio con total libertad. Pero estas restricciones no deben ser un obstáculo para anunciar el mensaje de la salvación y la vida eterna, porque todo aquel que entregue su vida por causa del evangelio asegurará su vida en el reino de los cielos. Esta afirmación la hizo nuestro Señor en una de sus enseñanzas a todos sus seguidores: “Porque si sólo les preocupa salvar la vida, la van a perder. Pero si deciden dar su vida por mí y por anunciar las buenas noticias, entonces se salvarán.” Marcos 8:35 TLA.

Sin duda, todos anhelamos vivir en la eternidad junto a nuestro Padre Celestial, pero ninguno de nosotros estamos dispuestos a pagar el precio por ese anhelo. Con esto para nada se quiere insinuar que podemos pagar un precio para acceder a la vida eterna, sino que debemos cumplir las demandas de nuestro Señor para poder acceder a la vida eterna. Para llegar a la morada Celestial, no es suficiente con que hayamos hecho nuestra oración de fe, porque en muchas ocasiones esa oración pudo haberse hecho sin sentir un verdadero arrepentimiento de los pecados, y menos reconociendo el Señorío de Cristo.

Una verdadera fe, mueve al creyente a entregar su vida por la causa de Cristo, esto significa que al creyente no le importa si en sus intentos de proclamar las buenas nuevas tenga que morir, pues tiene la certeza de que si muere anunciando el evangelio, salvará su alma de toda condenación, y no solo eso, sino que también podrá entrar a la presencia de Dios Padre para vivir eternamente. Ya no nos preocupemos por preservar nuestra vida en este mundo, ya que por más que lo intentemos, jamás lograremos escaparnos de la muerte. Por eso, en vez de estarnos preocupando por nuestra vida terrenal, preocupé monos por nuestra vida celestial. Anunciemos el evangelio de nuestro Señor sin ninguna clase de temor, y si por ella tenemos que morir, que así sea, pues salvaremos nuestra vida de cualquier condenación futura.

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