NUESTRO MEJOR MAESTRO

NUESTRO MEJOR MAESTRO

Hay diversos pasajes de las Sagradas Escrituras que son difíciles de comprender, por eso ante estos pasajes complejos, necesitamos de alguien que nos pueda ayudar a comprender. En este deseo de entender la Palabra de Dios, no podemos acudir a cualquier persona que diga ser que es un maestro de la Biblia, porque existen muchos falsos maestros que en vez de enseñar lo que dice las Escrituras, enseñan sus propias opiniones o creencias, torciendo el evangelio que da salvación y vida eterna. Para la comprensión de las Escrituras, cada uno de los que hemos recibido a Cristo en nuestro corazón, tenemos al mejor de los maestros con nosotros, y Él siempre nos va guiar en la verdad de las Escrituras. Nuestro maestro es el Espíritu Santo, y esta afirmación nos hace el apóstol Pablo: “Les escribo estas cosas para advertirles acerca de los que quieren apartarlos del camino. Pero ustedes han recibido al Espíritu Santo, y él vive dentro de cada uno de ustedes, así que no necesitan que nadie les enseñe lo que es la verdad. Pues el Espíritu les enseña todo lo que necesitan saber, y lo que él enseña es verdad, no mentira. Así que, tal como él les ha enseñado, permanezcan en comunión con Cristo.” 1 Juan 2:26-27 NTV.

En el momento que aceptamos a Cristo como nuestro Señor y Salvador, la tercera persona de la divinidad pasa a morar en nuestro corazón, y desde entonces, nunca sale de nuestro interior. Él permanece en nosotros hasta el momento que seamos llamados a la presencia de Dios Padre. Una vez que está en nuestro interior, nos revela la voluntad de Dios para nuestras vidas, nos da a conocer sus promesas y también las consecuencias que acarrearemos si no vivimos en conformidad a Su voluntad. Con el conocimiento que tiene acerca de la voluntad de Dios, el Espíritu Santo nos puede ayudar a despejar las dudas que tengamos acerca de algún pasaje de las Escrituras, que para nosotros parezca confuso, ya que Él fue Quien inspiró a los seres humanos para que escribieran la Palabra de Dios.

Si no conocemos a un verdadero maestro de las Escrituras que viva en el temor y temblor de Dios, quien nos ayude a comprender un pasaje complicado, podemos acudir confiadamente a la iluminación del Espíritu Santo. Él nos puede enseñar toda la verdad acerca de la Palabra de Dios y todo lo que necesitamos saber de Su voluntad para cada uno de nosotros. Además, nos puede capacitar para que nos mantengamos en una estrecha comunión con nuestro Salvador, Cristo Jesús. Para no ser víctimas de las mentiras de los falsos maestros, profetas y apóstoles de este siglo, debemos permitir que el Espíritu Santo sea nuestro primer y más importante maestro para comprender todo el contenido de las Sagradas Escrituras.