BUENOS DESEOS
BUENOS DESEOS
Los pecados que cometemos a diario, no son nada espontáneos como algunos creyentes lo creen, ya que para que se consuma el pecado, lo tenemos que pensar o planificar minuciosamente, por lo tanto, nadie puede escusarse diciendo que no sabía lo que hacía. Los malos deseos que albergamos en nuestra mente, son los que nos impulsan a pecar. Por ejemplo: Si pensamos en un acto prohibido en la palabra de Dios el tiempo necesario, seguramente terminaremos por cometer ese acto contrario a la voluntad de Dios para sus hijos. El pecado produce frutos nefastos para todo aquel que la practique, siendo el mas grave de estos frutos, la muerte eterna espiritual del creyente, esto es la separación definitiva de la persona de Dios y de sus bendiciones. Para no caer en la tentación del pecado, debemos desechar los malos deseos que albergamos en nuestra mente, y remplazarlos con los deseos de hacer el bien, como los consejos que se encuentran en las Sagradas Escrituras. Santiago 1:15.