ABANDONAR A DIOS.
Al ver que las personas inconversas pese a sus maldades tienen éxito en todo lo que emprenden, y nosotros pese a que caminamos en rectitud, no tenemos éxitos, sino que pesares y aflicciones, con regularidad pensamos de qué nos vale tratar de caminar de acuerdo a la voluntad de Dios, si al final de todo, los malvados son los que prosperan. Seguramente este razonamiento la tuvieron muchos seguidores de Cristo en el pasado, pero no los auténticos siervos de Dios, ya que ellos aceptan la voluntad de Dios para sus vidas. Uno de estos verdaderos siervos fue el rey David, ya que cuando su vida era un mar de problemas y sufrimientos, y sus enemigos prosperaban, ni siquiera pasó por su mente el abandonar a Dios, pues consideró que solo el pensarlo sería como si ya lo hubiese traicionado. Pese a que parezca que Dios recompensa la maldad y castiga la rectitud, nosotros no debemos pensar en abandonar la rectitud, debemos persistir en ella, sabiendo que seremos recompensados en el final de los tiempos. Salmos 73:13-15