MIENTRAS ESPERAMOS.
Todos los que hemos aceptado a Cristo Jesús en nuestro corazón, esperamos impacientes que Él pronto regrese por nosotros para llevarnos a su reino prometido. En nuestra espera, debemos tener el deseo de llevar una vida completamente santa y pacífica en conformidad a la voluntad de nuestro Señor. Nuestra forma de vida debe ser pura e intachable ante los ojos de Dios, apartados de todo pecado y todo deseo de nuestra naturaleza carnal. Nuestra vida santa, pacifica, pura e intachable, debe llamar la atención de todas las personas que todavía no conocen a Cristo, para que ellos tengan el anhelo de conocerlo y llevar esta forma de vida. En nuestra espera del reino venidero de Jesucristo, no debemos estar de brazos cruzados, debemos compartir las buenas nuevas de salvación a todas las personas de nuestro entorno, que ellos convocan que existe vida eterna solo en los brazos del Señor. Así cuando Él regrese, nos encuentre como dignos obreros de estar en Su reino por toda la eternidad. 2 Pedro 3:14.