DIOS CONDENA LA TRAICIÓN
DIOS CONDENA LA TRAICIÓN.
EZEQUIEL 16:14 Tu fama pronto se extendió por todo el mundo a causa de tu belleza. Te vestí de mi esplendor y perfeccioné tu belleza, dice el SEÑOR Soberano. 16 Usaste los hermosos regalos que te di para construir lugares de culto a ídolos, donde te prostituiste… 17 Tomaste las joyas y los adornos de oro y plata que yo te había dado y te hiciste estatuas de hombres y les rendiste culto. ¡Eso es adulterio contra mí! 18 Usaste las ropas con bordados hermosos que te di para vestir a tus ídolos. Después usaste mi aceite especial y mi incienso para rendirles culto. 36 Esto dice el SEÑOR Soberano… por haber rendido culto a ídolos detestables y masacrado a tus hijos en sacrificio a tus dioses, 38 Te castigaré … En mi celosa furia te cubriré con sangre. NTV.
En mi juventud, tenía un amigo que se enamoraba rápidamente de la belleza de una mujer. En una ocasión, mi amigo conoció a una joven que era realmente hermosa, y sin haberla conocido bien, se ilusionó rápidamente de ella, pensando que era el amor de su vida, razón por la cual le pidió que sean novios. Ella aceptó la propuesta de mi amigo, y se hicieron novios a pocos días de haberse conocido. Mi amigo como estaba profundamente enamorado de ella, sin ningún motivo especial le hacía regalos. Algunos regalos eran realmente costosos y otros no tanto, pero siempre le sorprendía con algo nuevo. Pasaron meses de esa relación, hasta que se enteró que los regalos que le había hecho en el pasado a ella, llegaban a parar a las manos de otra persona, a las manos de su otro novio. Al enterarse de eso, la ilusión y el amor de él se terminó, y se olvidó por completo de ella.
Dios adoptó a la nación de Israel de entre todas las naciones como su novia, y desde ese instante, la cuidó y la protegió como cual novio cuida y protege a su prometida, para compartir su vida con ella por el resto de su vida. Bajo el cuidado y la protección divina, la nación hebrea se hizo poderosa y disfrutó de muchas bendiciones. Dios la adornó de piedras preciosas, de vestidos lujosos, de riquezas inimaginables, y no solo eso, sino que hizo que sus ciudades fueran las más hermosas de todas las naciones del mundo. Todo esto llevó a que Israel sea admirada por las otras naciones del mundo. Pero la fama, la riqueza, el poder y la hermosura de sus ciudades llevó a Israel a apartarse de su Creador. Con total facilidad se olvidó de todas las cosas que Dios había hecho por ella, y fue en busca de otros dioses a quienes rendirles culto y adoración.
La nación hebrea se ofreció a los ídolos paganos y quebrantó las leyes y mandamientos de su Creador. Y no conforme con eso, despreció todos los regalos que Dios le había hecho con tanto amor, ofreciendo esos regalos a sus dioses e ídolos inmundos. Con las piedras preciosas y los adornos de oro y plata, levantó postes y altares para sus dioses, además fabricó estatuas de hombres y los vistió con las hermosas vestiduras que Dios le había dado. Israel se prostituyó así, rindiendo culto y adoración a los dioses de las naciones paganas y a las estatuas que ellos mismos habían creado con sus manos. Con estos actos reprochables, Israel traicionó al amor profundo que le tenía Dios. Pero esta traición le iba traer terribles consecuencias, porque el Señor no iba a permitir que se burlara tan fácilmente de Él. La traición siempre trae consecuencias, más aún si la traición es en contra de Dios. La nación de Israel traicionó a Dios y por esa traición recibieron el castigo merecido. Dios condenó a los habitantes de la nación hebrea al destierro a Babilonia y las ciudades vecinas, hizo polvo con todas las estructuras de la nación. Después del furor de Dios la nación quedó hecha polvo.
Queridos hermanos. Es tonto pensar que se puede traicionar a Dios y salir sin ninguna consecuencia. Israel sufrió las consecuencias de su traición, pues coqueteó con los ídolos y los dioses paganos. El Señor en su celosa ira, derramó todo Su furor sobre ella, destruyendo toda la hermosura de sus ciudades y las riquezas con las que la había adornado. Hermanos. Muchas veces nosotros nos comportamos como los habitantes de Israel, cuando empezamos a coquetear con el mundo, olvidándonos del profundo amor de nuestro Señor, Quien nos rescató del cautiverio del pecado y nos dio la posibilidad de ser hechos hijos de Dios. Cristo nos rescató para que vivamos una vida en santidad, alejados por completo de las prácticas de nuestra vieja naturaleza. Nuestro Señor desea que nuestras vidas solo le pertenezcan a Él, por eso no debemos traicionarle buscando la adoración a ídolos e imágenes creadas por nosotros mismos, pues si lo hacemos, traeremos el furor de su poder a nuestras vidas y seremos destituidos de la gloria de nuestro Señor.
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