VERDADERA CIUDADANÍA.
Conscientemente muchas personas alrededor del mundo van caminando directamente a su propia destrucción, porque abiertamente han rechazado el evangelio que les puede dar salvación de la condenación eterna. Estas personas han puesto por nada el tremendo sacrificio realizado por Cristo Jesús en el madero, pues han preferido disfrutar de los placeres que ofrece este mundo, antes que preferir los placeres que ofrece la vida eterna en el reino de los cielos. Los que prefieren los placeres de este mundo se sienten orgullosos de sus pecados, y cada día van acercándose a una eternidad en el lago de fuego junto al maligno y sus sirvientes. En tanto que los que prefieren los placeres que le ofrece Cristo Jesús, cada día se acercan más a su morada eterna junto a Dios, pues su verdadera ciudadanía no es de este mundo pasajero, su verdadera ciudadanía se encuentra en el reino de los cielos. Mientras esperamos que Cristo vuelva por nosotros, mantengámonos firmes glorificando Su santo nombre. Filipenses 3:18-20.