MENSAJEROS EN UN MUNDO HOSTIL
MENSAJEROS EN UN MUNDO HOSTIL.
EZEQUIEL 2:3 Hijo de hombre me dijo, te envío a la nación de Israel, un pueblo desobediente que se ha rebelado contra mí. Ellos y sus antepasados se han puesto en mi contra hasta el día de hoy. 5 Ya sea que te escuchen o se nieguen a escuchar pues recuerda que son rebeldes, al menos sabrán que han tenido un profeta entre ellos. 6 … no tengas miedo ni de ellos ni de sus palabras. No temas aunque sus amenazas te rodeen como ortigas, zarzas y escorpiones venenosos. No te desanimes por sus ceños fruncidos, por muy rebeldes que ellos sean. 7 Debes darles mis mensajes, te escuchen o no… NTV.
Desde el momento que el pecado se introdujo en este mundo, los hombres viven en constante rebeldía ante el eterno Creador. Ya que ellos reúsan vivir bajo Su gobierno y autoridad. El pecado que gobierna su interior, les ha hecho rebeldes y desobedientes a los mandatos Divinos. Ante este mundo rebelde y desobediente, el Señor de los Ejércitos Celestiales ha levantado a sus siervos para que lleven Su mensaje, pese a la negativa que ellos puedan mostrar. Dios es consciente que el pecado ha endurecido el corazón de los hombres, pero eso no le ha detenido, ni lo detiene, ni lo detendrá para que levante a más siervos que lleven Su mensaje a la humanidad. Dios desea que el mundo perdido no baya a la condenación eterna, sino que sean salvos y puedan vivir en su presencia eternamente.
Dios por su profundo amor por su pueblo, durante su destierro en Babilonia, llamó a Ezequiel para que sea Su vocero, Su contacto entre el pueblo cautivo de Israel y Él. El profeta escuchó la voz de Dios y enseguida se levantó y atendió a la voz del supremo creador. Dios cada día dirige sus palabras a cada uno de sus siervos, les habla a través del Espíritu Santo que mora en su interior, pero muchas veces por los trajines de la vida presente, no escuchan a esa voz y piensan que Dios no les habla. Algunos creyentes desean escuchar una voz como de trueno, una voz que retumben sus oídos para obedecer y atender a sus palabras. Dios constantemente habla a sus hijos, pero no por una voz audible, sino por la voz de su Santo Espíritu, por eso los creyentes deben estar prestos para escuchar su mensaje tal como el profeta Ezequiel.
Dios a pesar de la rebeldía constante del pueblo de Israel, los amaba, porque era su nación elegida de todas las naciones del mundo. Dios por nada iba a abandonar a su pueblo en tierras extrañas, pues había prometido a Abrahán de que cuidaría de toda la nación eternamente. Debido a la promesa hecha en el pasado al patriarca, Dios llamó a Ezequiel, para que lleve su mensaje a toda la nación cautiva de Israel. El Señor por medio del profeta pretendía restablecer nuevamente la relación que había sido rota por el pecado y la rebeldía de su pueblo. Pese a la rebeldía del hombre, Dios no lo abandona a su suerte. Por eso día tras día levanta a sus siervos para que lleven su mensaje reconciliador. Dios por su gran y profundo amor, anhela que el hombre pecador se reconcilie con Él, y así alcance el perdón de sus pecados y la vida eterna en Su reino.
Dios como su creador, conocía el corazón de los israelitas, sabía que la tarea de Ezequiel no iba hacer nada fácil, pues el corazón de ellos no había cambiado en nada al corazón de sus antepasados, seguían siendo obstinados y rebeldes a pesar de los castigos que había enviado sobre la nación. Por eso, antes de enviar a su siervo con su mensaje, lo predispuso para que no se desalentara ante la negativa de sus compatriotas. Llevar el mensaje de Dios al pueblo pecador, no es una tarea fácil, pues sus corazones endurecidos no quieren escuchar el mensaje de Dios, y no solo eso, sino que buscan como amedrentar a los mensajeros para que desistan de seguir adelante compartiendo el mensaje de la Cruz.
Queridos hermanos. En el mundo actual, los pecadores por si solos no desean buscar a Dios. Ellos prefieren vivir bajo el dominio de la carne. Sus oídos no están prestos para escuchar las palabras del Supremo Creador. En este mundo hostil somos llamados para llevar las buenas nuevas de nuestro amado Señor. La tarea no será nada fácil, pero tenemos que cumplir con el encargo de nuestro Salvador, no importa si ellos no nos escuchan, lo importante es que ellos sepan que hubo alguien que les hablo del Señor y no puedan justificarse en el fin de los tiempos, aduciendo que no hubo mensajeros de Dios proclamando el evangelio transformador de Cristo. Hermanos. Debemos compartir el mensaje que transformo nuestras vidas y nos liberó de la condenación eterna sin miedo de lo que nos puedan decir o hacer. No nos debe importar si prestan atención al mensaje que anunciamos, nuestro deber es hacerlo, y Dios es quien se encargará de que la palabra que hemos compartido llegue a germinar o no en el corazón de los hombres.