CRISTO NO CAMBIA.
Los seres humanos no podemos mantenernos firmes y constantes en nuestros pensamientos, en nuestra actitud, en nuestras creencias, en nuestras palabras, y nuestros gustos, constantemente estamos cambiando de parecer. Porque para nosotros lo que hoy es para mañana posiblemente ya no lo sea. Por esta inconstancia que tenemos los seres humanos, no somos dignos de confianza. Pero en contraste a nosotros, nuestro amado Señor es constante en sus pensamientos, en sus decisiones, en sus promesas y en su palabra. Él nunca cambiará la postura que ha tomado desde un principio, aunque pasen miles y miles de años. Cristo ha sido, es y será el mismo por siempre, y gracias a este atributo divino de nuestro Señor, podemos confiar plenamente en su palabra y en cada una de las promesas que ha hecho para nuestra vida presente y futura. En un mundo cambiante podemos confiar plenamente en nuestro Señor que es el mismo ayer, hoy y siempre. Hebreos 13:8.