SIEMPRE ALEGRES

SIEMPRE ALEGRES.

Por lo general, las situaciones controlan los sentimientos de las personas. Cuando todo marcha bien en la vida, hay alegría y regocijo, pero cuando las cosas se vuelven adversas, la alegría y el regocijo son remplazadas por la tristeza, la angustia y el llanto. Pero contrario a las personas inconversas, las personas que tienen a Dios en su corazón, no permiten que sus emociones sean afectadas o controladas por las situaciones que le sobrevienen, pues se mantienen alegres, sin importar las situaciones que estén atravesando. Esta experiencia la compartió el profeta Habacuc con toda la humanidad, en un pasaje de su libro: “Aunque las higueras no florezcan y no haya uvas en las vides, aunque se pierda la cosecha de oliva y los campos queden vacíos y no den fruto, aunque los rebaños mueran en los campos y los establos estén vacíos, ¡aun así me alegraré en el SEÑOR! ¡Me gozaré en el Dios de mi salvación!” Habacuc 3:17. NTV.

En los tiempos del profeta Habacuc, el reino de Judá iba a atravesar por tiempos difíciles y complicados, ya que los campos, viñedos y olivares iban a dejar de producir frutos para alimentar a la población, así mismo, los rebaños y ganados iban a morir a causa de la guerra, generando así, una escasez severa de alimentos. Ante esta situación, la alegría y el regocijo del pueblo iba a desfallecer, incluso iban a dejar de alabar y glorificar a Dios. Ante toda esta adversidad que iba a sobrevenir a la nación, el profeta Habacuc en presencia de todos sus compatriotas, afirmó que aun en medio de la hambruna mantendría su alegría y regocijo en el Señor que le daba la salvación. El profeta no estaba dispuesto a dejar que la situación adversa que iba a venir sobre la nación, controlara su ánimo y su relación con el Señor, pase lo que pase, iba a mantener su fe en la capacidad de Dios para darle fortaleza.

Para la mayoría de nosotros, es difícil tener la actitud que tuvo el profeta en medio de las adversidades, pues ante cualquier adversidad que nos sobreviene, lo primero que se nos viene a la mente es reprochar a Dios por la situación adversa que nos toca vivir. No debemos permitir que las situaciones controlen nuestras emociones, debemos tomar la misma actitud que Habacuc. Por eso, cuando parezca que nada tiene sentido en nuestras vidas y cuando los problemas parezcan ser más grandes de lo que podemos soportar, recordemos que Dios nos puede dar la fortaleza necesaria para soportar toda situación adversa y salir victoriosos. Apartemos nuestros ojos de las situaciones que nos sobrevienen, en su lugar, pongamos nuestra mirada en nuestro Señor, ya que en Él, tenemos salvación y vida eterna, y estas son razones más que suficientes para estar siempre alegres y regocijados.