El SEÑOR ES MI PASTOR.
Que tremenda alegría es saber que nosotros nunca caminaremos solos, aunque caminemos por los rincones más alejados y tenebrosos de la tierra. Porque desde el momento que aceptamos a Cristo Jesús en nuestro corazón, Él se convierte en nuestro Pastor, y como un buen Pastor, nos protege de todo peligro y de toda asechanza maligna. Él nunca nos dejará solos, aunque estemos caminando por los confines de la tierra, o por los valles más tenebrosos y obscuros. Sin importar en el lugar que nos encontremos, la presencia de nuestro buen Pastor siempre nos acompañará, para brindarnos su ayuda oportuna en los momentos más difíciles y duros de nuestra vida. Por eso, al igual que el rey David, podemos decir confiadamente que el Señor es nuestro Pastor, y no temeremos, aunque caminemos por valles de sombra de muerte, porque la presencia de nuestro Pastor nos acompaña y nos alienta a seguir adelante, superando todos los obstáculos que se presenten en nuestra vida. Salmos 23:14.