Jesus Is Life

EL MENSAJE DE DIOS NO CAMBIA.

JEREMÍAS 25:2 Jeremías el profeta le dijo a todo el pueblo de Judá y de Jerusalén: 3 Durante los últimos veintitrés años desde el año trece del reinado de Josías, hijo de Amón, rey de Judá, hasta ahora el SEÑOR me ha estado dando sus mensajes. Yo se los he comunicado con toda fidelidad, pero ustedes no han querido escuchar. 4 Una y otra vez, el SEÑOR les ha enviado a sus siervos, los profetas, pero ustedes no escucharon ni prestaron atención. 5 Todas las veces el mensaje fue: “Apártense de su mal camino y de sus malas acciones. Sólo entonces los dejaré vivir en esta tierra que el SEÑOR les dio a ustedes y a sus antepasados para siempre. NTV.

Desde la antigüedad, los siervos de Dios han llevado el mensaje de advertencia a los hombres para que cambien sus vidas de pecado y vuelvan a los caminos trazados por el Señor, pero casi siempre han recibido negativas por parte de los hombres, pero esas negativas no han frenado la labor de los siervos de Dios. Ellos han seguido adelante compartiendo el mensaje que rescata al hombre de la condenación eterna. Jeremías fue uno de esos siervos valientes del Señor, que no se rindió ante la negativa de sus compatriotas. El profeta durante veintitrés años, había sido vocero del Señor, llevándoles mensajes de advertencias para que ellos cambiaran la vida idolátrica y pecaminosa que llevaban. Durante todo ese tiempo, el pueblo no escuchó las palabras del profeta y siguieron adelante con sus acciones reprochables delante de Dios.

Pero Jeremías no había sido el primer profeta en llevarles los mensajes de advertencia de parte del Señor a su pueblo, pues antes de él, Dios había levantado a otros siervos para que vayan a la casa de David con sus advertencias. Pero el pueblo siempre había mostrado la misma negativa para atender las palabras de advertencias de los profetas de Dios. Israel dominado por el pecado, no había querido saber ningún mensaje que provenía del Señor. La misma obstinación que tenía el pueblo hebreo en el pasado, la tienen las personas en el presente, pues ellas no quieren escuchar el mensaje de Dios que puede cambiar por completo sus vidas. Los hombres quieren vivir al margen de la voluntad de Dios, complaciendo a los deseos de su naturaleza carnal.

El mensaje de advertencia de Dios a los hombres, no ha cambiado a pesar de que hayan trascurrido miles de años. El mensaje de Dios para la humanidad presente, sigue siendo el mismo mensaje que fueron llevados por Jeremías y los otros profetas en los tiempos del Antiguo Testamento al pueblo hebreo. Dios pide a la humanidad que se aparten de sus malos caminos y de sus malas acciones. Pueden pasar otros miles de años, pero este mensaje no cambiará si el hombre no se aparta de sus malos caminos y de sus malas acciones. Dios por su amor y su misericordia por la humanidad, seguirá insistiendo y levantará nuevos siervos para que sigan llevando este mensaje de advertencia al mundo pecador.

El profeta Jeremías, no solo llevó palabras de advertencia a su pueblo, sino también promesas, ya que el Señor les prometió que si atendían a las advertencias, les permitiría seguir viviendo en la tierra que les había dado a sus antepasados. El Señor prometió a Judá una larga vida en la tierra prometida. Atender las advertencias de Dios, trae grandes recompensas al hombre, pues todo aquel que se aparte de los malos caminos y de las malas acciones, podrá disfrutar una larga vida en la presencia de Dios. Apartarse de los malos caminos y de las malas acciones, implica arrepentirse de los pecados y recibir a Cristo Jesús en el corazón.

Queridos hermanos. Pese a la negativa del pueblo hebreo a escuchar las advertencias de Dios, el profeta Jeremías al igual que muchos otros profetas que le precedieron, no se rindió, siguió adelante con el mensaje de advertencia porque había entregado su vida a Dios. Al igual que los profetas del pasado, nuestra labor como mensajeros de Dios, es seguir adelante llevando el evangelio de Cristo a los hombres perdidos, hasta cuando Dios decida derramar su justa ira contra todos aquellos que reúsen atender a sus advertencias. Hermanos. Nosotros debemos comprometernos a nunca renunciar a la encomienda dada por nuestro Señor. No importa cómo la gente responda cuando le hablemos del evangelio, permanezcamos fiel a su gran llamado y continuemos testificando al mundo, para que el mundo se aparte de sus malos caminos y de sus malas acciones. Para que el mundo finalmente vuelva a los pies de Cristo Jesús.

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