NO HABLEMOS MAL DE OTROS.
Hablar de la vida de otros es uno de los pasatiempos favoritos que tienen algunas personas. En este pasatiempo, no se habla de los aspectos positivos que tienen sus semejantes, sino de los aspectos negativos. Muchas veces para que las conversaciones sean más interesantes, se aumentan o se disminuyen a la verdad, creando falsos rumores. En ocasiones, estas conversaciones no quedan solo así, sino que tienden a ir un poco más lejos todavía, pues algunos en su afán de extender o alargar la conversación, empiezan a hablar de los defectos de los demás, de una manera burlona. Ante los ojos de otros, toda persona tiene un defecto, ya sea en su aspecto físico o en su comportamiento, pero esto no debe ser un motivo para que sea un objeto de burla.
Las burlas y las mofas por lo general son a escondidas a las espaldas de las personas, pues muchos, no tienen el valor suficiente para decirles de frente, y mucho menos, si la persona de la cual se burlan tiene algún grado de poder o autoridad inmediata sobre ellos. A las personas que les gusta pasar el tiempo burlándose de los defectos de otros, el rey Salomón les escribió el siguiente consejo: “Nunca te burles del rey, ni siquiera en tu mente; y no te mofes de los poderosos, ni siquiera dentro de tu dormitorio. Pues un pajarito podría transmitir tu mensaje y contarles lo que dijiste. Eclesiastés 10:20 NTV.
El rey hebreo, con su vasta experiencia y sabiduría, nos da un aviso sobre lo peligroso que es hablar mal de un rey o de una persona poderosa y no solo de ellos, sino de cualquier otra persona. El monarca nos recomienda el cuidado y circunspección que debemos tener en no criticar de ellos. De la misma manera nos recomienda que no debemos burlarnos, ni siquiera con nuestros pensamientos. La razón de este consejo es clara, pues a nuestros pensamientos fácilmente le siguen las palabras. En ocasiones, ni siquiera pensamos, sino que solo lo decimos, ocasionándonos así problemas graves. Debemos aprender a tener dominio de nuestros pensamientos y de nuestras palabras.
El monarca continuando con su consejo nos dice que ni siquiera debemos hablar mal de otros al pensar que estamos solos en nuestros dormitorios, porque un pajarito puede transmitir nuestras palabras y contarles lo que hayamos dicho. Literalmente no es un pajarito que puede llevar nuestras burlas, si no, una persona que por casualidad pasó por nuestra puerta y escuchó lo que hablábamos, o la misma persona con la cual conversábamos puede llevar nuestras burlas a los oídos de las afectadas. Para no tener problemas con nuestros semejantes, es mejor que escuchemos estos consejos del sabio Salomón y mantengamos nuestras bocas cerradas. Debemos enterrar en lo más profundo de nuestro ser nuestros deseos de burlarnos de los demás.