EL SEÑOR TARDA SU JUICIO

EL SEÑOR TARDA SU JUICIO.

JEREMÍAS 12:1 SEÑOR, tú siempre me haces justicia cuando llevo un caso ante ti. Así que déjame presentarte esta queja: ¿Por qué los malvados son tan prósperos? ¿Por qué son tan felices los malignos? 2 Tú los has plantado, y ellos echaron raíces y han prosperado. Tu nombre está en sus labios, aunque estás lejos de su corazón. 3 … ¡Arrastra a esta gente como se lleva a las ovejas al matadero! ¡Apártalos para la masacre! NTV.

Ante el incremento de la violencia, el crimen y las guerras a lo largo y ancho del mundo, muchas personas que pese a no mantener una estrecha relación con el eterno Creador, acuden a Él, con cuestionamientos que parecerían casi justos. Ellas cuestionan a Dios: ¿Porqué permite que la maldad gobierne el mundo?, ¿Porqué las personas malvadas prosperan y son felices?, ¿Porqué no actúa en contra de ellos?. Preguntas similares a estas, no solo la hacen las personas inconversas, sino también muchas veces los mismos cuestionamientos se hacen los hijos de Dios, cuando no comprenden los planes que tiene Dios. El eterno Creador en su soberanía, tiene todo planificado, nada escapa de su control, sabe cuándo y cómo va a derramar su ira sobre todas las personas malvadas. Él tiene todo preparado para dar su merecido y pagar a cada uno por sus acciones.

En el pasado, el profeta Jeremías se presentó delante del Señor, con cuestionamientos casi similares a las de millones de personas que sufren debido al incremento de la maldad. Jeremías, audaz y confiado, se acercó al Señor sin ningún temor de hacerle las preguntas difíciles, las que realmente lo inquietaban. El profeta estaba seguro de que el Señor le iba a responder a sus inquietudes, porque el Señor era recto y justo en todo lo que hacía. No dudaba de la justicia de Dios, pero al mismo tiempo no entendía el significado pleno de su justicia. Tenía problemas para comprender la forma en que el Señor llevaba a cabo sus obras de justicia. Este mismo problema de comprensión, la tienen millones de personas que son víctimas de los malvados, ellos al igual que el profeta, anhelan con impaciencia, una respuesta que pueda calmar su angustia ante tanta aparente injusticia.

El profeta le preguntó al Señor: ¿Por qué los malvados son tan prósperos? ¿Por qué son tan felices los malignos?, Sé que Tú los creaste, y ellos se multiplicaron y han prosperado. Tu nombre está en sus labios, aunque estás lejos de su corazón. Los cuestionamientos del profeta a Dios eran justos. Pues a simple vista, con frecuencia parece que los impíos, los hipócritas y los incrédulos prosperan en sus caminos. Hasta puede dar la impresión de que el Señor no sólo les permite tener éxito, sino que en parte es el autor de su éxito. Ya que toda buena dádiva proviene de las manos del Señor. Aunque parezca que esto es así, no lo es, Dios permite una aparente prosperidad y felicidad de los malvados, mas no es una bendición que provienen de sus manos, por eso, esa prosperidad y felicidad solo serán pasajeras, pues después de que pase el tiempo sufrirán y llorarán amargamente por sus maldades.

El profeta le pidió al Señor que hiciera algo de inmediato en contra de los malvados: él, pidió al Señor que arrastrara a todos los malvados como se lleva a las ovejas al matadero y que los apartara para la masacre. Jeremías quería que el Señor los arruinara y los destruyera allí mismo ante sus ojos. Él deseaba que la justicia de Dios se manifestara de inmediato y cayera fuego destructor sobre los impíos. Quizá soñaba con las poderosas obras que habían llevado a cabo los profetas Elías y Eliseo en el pasado. Y aunque esa destrucción no ocasionaría la prosperidad de Jeremías, al menos le daría una gran satisfacción personal.

Queridos hermanos. Cuando vemos tanta injusticia en el mundo, nosotros al igual que el profeta Jeremías, anhelamos que Dios tome el control y ponga fin a la maldad de los hombres. A pesar de que anhelemos con todo nuestro ser que Dios derrame su justicia sobre los malvados, no lo va ser en el instante que lo deseemos. Pues Dios ya tiene todo planificado, sabe cuándo va a derramar su juicio, pero mientras llega ese día, el Señor anhela que los malvados se arrepientan de sus malos caminos y entreguen sus vidas a Él, porque no quiere condenar a nadie al castigo eterno. Amigo, Dios está demorando para derramar su ira sobre todos los malvados, porque Él quiere que todos se arrepientan y le entreguen sus vidas. Pero si no aprovechan este tiempo, al Señor, no le pasará la mano para descargar toda Su furia sobre todos aquellos que rehusaron entregarle sus vidas. Si usted todavía no ha entregado su vida a Cristo, no siga esperando, pues el mañana puede ser demasiado tarde y muera sin haber entregado su vida a Él.