ATIENDA LAS ADVERTENCIAS DEL SEÑOR

ATIENDA LAS ADVERTENCIAS DEL SEÑOR.

ISAÍAS 48:16 Acérquense y escuchen esto: desde el principio les he dicho con claridad lo que sucedería. Ahora, el SEÑOR Soberano y su Espíritu me han enviado con este mensaje. 17 Esto dice el SEÑOR, tu Redentor, el Santo de Israel: Yo soy el SEÑOR tu Dios, que te enseña lo que te conviene y te guía por las sendas que debes seguir. 18 ¡Ah, si sólo hubieras hecho caso a mis mandatos! Entonces habrías tenido una paz que correría como un río manso y una justicia que pasaría sobre ti como las olas del mar. 19 Tus descendientes habrían sido como la arena del mar, ¡imposibles de contar! No habría sido necesario destruirte ni cortar el nombre de tu familia. NTV.

La necedad, es propia del género humano, ya que a ninguna persona le gusta escuchar o atender los consejos o las advertencias que se les da. Por esa necedad, muchos han tenido que sufrir amargamente las consecuencias de sus impulsos y acciones. Incluso algunos han tenido que pagar con sus propias vidas por no haber escuchado las advertencias dadas. El eterno Creador desde siempre antes de enviar un castigo o una disciplina sobre sus hijos, ha enviado una y otra vez por medio de sus siervos, advertencias para que cambien de actitud y vuelvan a los caminos trazados por Él, pero sus hijos en su terquedad, no han escuchado a esas advertencias, y han permanecido en las prácticas detestadas por el Señor. Por la terquedad de sus hijos, Dios finalmente ha tenido que cumplir las advertencias dadas, ha terminado por enviar la disciplina merecida sobre sus hijos rebeldes.

Por la terquedad del pueblo hebreo, Dios había enviado una terrible disciplina sobre ellos, pero el Señor al ver que su pueblo amado estaba sufriendo en gran manera, tuvo compasión de ellos, por eso envió a su siervo Isaías con un nuevo mensaje, un mensaje que reconfortaría, y alentaría al pueblo que se encontraba en medio de una angustia. El profeta convocó a todos sus compatriotas, y les dijo que se acercaran y escucharan lo que tenía que decirles. Isaías les dijo a sus compatriotas que si desde un principio hubiesen atendido las advertencias dadas por el Señor, otro sería el panorama actual del pueblo elegido. Si el pueblo hubiese escuchado las advertencias del Señor, Él no hubiese retirado su cuidado y protección, no hubiesen caído en las manos del imperio babilónico, más bien, hubiesen obtenido la victoria como lo habían obtenido contra las otras naciones que los trataron de destruir.

Además, el profeta dijo a sus compatriotas, que el Señor solo quería enseñarles lo que les convenía y guiarles por las sendas que debían seguir. Dios mediante su ley, anhelaba adoctrinar a Israel para su utilidad, y conducirlos en la verdadera felicidad que era la vida eterna a su lado. El anhelo del Señor sigue vigente en la actualidad. Dios quiere que sus hijos sean salvos de la condenación del pecado, quiere que toda la humanidad este en su presencia, honrando y glorificando Su santo nombre, por eso no se guardó nada, lo entregó todo al enviar a su propio hijo para redimir a toda la humanidad, y darles la posibilidad de que sean salvos. Si Israel hubiera sido fiel a su vocación, siguiendo los preceptos del Señor, su paz hubiese sido como un río en su estado de tranquilidad y bienestar. También su justicia hubiese sido tan desbordante como las olas del mar. Habría sido un reino de equidad sobreabundante, que hubiera dado por fruto un completo bienestar. Por otra parte, la descendencia de Israel se hubiera multiplicado como arena, y Dios no lo habría sometido a la prueba del exilio, en la que estuvo a punto de ser extirpado y exterminado.

Queridos hermanos. Los creyentes no tendrían que pasar por muchos sufrimientos en este mundo, pero los pasan, no porque Dios sea malo o vengativo con ellos, los pasan porque no escuchan Sus advertencias dadas en Su bendita palabra. El creyente pese a conocer la voluntad de Dios para su vida, no está dispuesto a seguirla, más bien va en contra de ella, porque todavía sigue satisfaciendo a los deseos de su naturaleza carnal, sigue viviendo bajo el dominio del pecado. Cuando el creyente no vive en completa fidelidad al Señor, tiene que sufrir las disciplinas enviadas, tal como sufrió el pueblo hebreo al no escuchar las advertencias dadas por los profetas.

Hermanos. Dios de ninguna forma quiere amargar la vida a su pueblo, más bien quiere que Su pueblo viva en completa paz y armonía, quiere que tengan una vida tranquila y alegre en completa comunión con Él, lejos de toda condenación. Pero cuando Su pueblo se muestra rebelde, envía disciplinas para que vuelvan a sus caminos y no vayan a la condenación eterna. Si usted ha estado apartado de los caminos del Señor, atienda a las advertencias que ha recibido y vuelva a los caminos de la salvación antes de que sea demasiado tarde.