APRENDA DE LOS ERRORES
APRENDA DE LOS ERRORES.
ISAÍAS 42:21 Debido a que el SEÑOR es justo, él ha exaltado su ley gloriosa; 22 pero a su pueblo lo han robado y saqueado, lo han esclavizado, metido en prisión y atrapado. …. 23 ¿Quién escuchará estas lecciones del pasado y verá la ruina que le espera en el futuro? 24 ¿Quién permitió que robaran e hirieran a Israel? Fue el SEÑOR, contra quien pecamos, porque los israelitas no quisieron andar por su camino, ni quisieron obedecer su ley. 25 Por lo tanto, él derramó su furia sobre ellos y los destruyó en batalla. Las llamas los envolvieron, pero aun así se negaron a entender. El fuego los consumió, pero no aprendieron su lección. NTV.
El hombre a pesar de que Dios le dio una inteligencia superior que al resto de los seres vivientes que creó en este mundo, no se comporta en conformidad a ello, porque muchas veces con sus acciones necias demuestra que su inteligencia es mucho menor a la inteligencia de los animales. Los animales cuando reciben un castigo por hacer algo indebido, inmediatamente dejan de hacerlo, pues no quieren ser castigados nuevamente por esas acciones, pero el hombre en comparación a los animales, cuando son castigados por hacer algo indebido, no lo abandonan inmediatamente, más bien persisten en esas acciones inadecuadas. Por más que sea castigado, el hombre no aprende la lección de los errores cometidos.
El pecado ha traído una consecuencia nefasta a la vida del hombre, pero a pesar de esas consecuencias terribles, el hombre no ha estado dispuesto a dejarlo, por eso desde que hizo su ingreso a la vida del hombre, el pecado ha permanecido en él, gobernando su vida y sus acciones. Con el gobierno del pecado en su vida, el hombre ha permanecido bajo su servicio y dominio, obedeciéndolo en todo, sin importar que al hacerlo tenga que sufrir las consecuencias de sus acciones. El pecado se opone a la voluntad de Dios, por eso todo aquel que está bajo su gobierno es opositor a la voluntad de Dios por lo cual debe ser castigado. Pese a que el pecado trae graves castigos a la vida del hombre, el hombre no está dispuesto a abandonarlo voluntariamente, prefiere seguir bajo su gobierno y recibir el castigo de Dios.
El pueblo hebreo por sus pecados, una y otra vez había recibido la disciplina de parte de Dios, incluso algunas disciplinas habían sido terribles y catastróficas para el reino, porque ellos no habían querido andar por el camino trazado por Él, ni obedecer su ley. Por lo tanto, al Señor no le había quedado más remedio que desatar su furia contra ellos, por lo cual había permitido en varias ocasiones que las naciones paganas los derrotaran en batallas. A pesar de que las llamas los envolvían, ellos aun así se negaban a entender y a abandonar sus pecados. En los días de castigo pese a que el fuego los consumía poco a poco, no aprendían la lección, seguían delinquiendo contra la ley del eterno Creador. Ante la terrible realidad en la que vivía su pueblo, y el castigo que les esperaba, el profeta Isaías les llamó la atención para que miraran el pasado del pueblo y vieran el terrible castigo que habían sufrido sus ancestros por no obedecer la ley de Dios. Esta llamada de atención era con el propósito de que su pueblo abandonara definitivamente sus pecados y volvieran a estar bajo la voluntad de su Creador.
Queridos hermanos. A pesar de que muchos años han pasado desde que Isaías llamó la atención a su pueblo, nada ha cambiado en el corazón del hombre, sigue siendo tan necio como en ese entonces, el hombre no está dispuesto a aprender de las lecciones del pasado. No está dispuesto a abandonar su vida de pecado y vivir bajo la voluntad de Dios. El hombre prefiere recibir el castigo de parte de Dios por sus pecados al igual que lo prefirió el pueblo de Israel en el pasado. Hermanos. En muchas ocasiones cuando nos sucede algo realmente malo, solemos decir: Si hubiese sabido que esto me iba a pasar, jamás lo hubiese hecho, pero este dicho solo queda en dicho, porque a pesar de saber que algo malo nos puede pasar al hacer algo indebido, lo terminamos haciendo, y muchas veces lo volvemos a hacer, pese al terrible castigo que hayamos recibido. Somos necios, y no aprendemos la lección de nuestros errores. Dios no quiere descargar su furia sobre la humanidad, por eso ha dejado registrado en la Biblia, las terribles consecuencias que sufrieron los pueblos por no vivir bajo su gobierno y autoridad. Si no queremos que la furia de Dios sea sobre nosotros, aprendamos la lección, ya no cometamos los mismos errores que cometieron los que nos presidieron. Apartémonos definitivamente del pecado y empecemos a vivir en conformidad a la voluntad de nuestro amado Señor.