CASTIGO A LA LOS PECADORES
CASTIGO A LA LOS PECADORES.
ISAÍAS 28:1 ¡Qué aflicción le espera a la orgullosa ciudad de Samaria, la corona gloriosa de los borrachos de Israel! Está asentada a la cabeza de un valle fértil, pero su belleza gloriosa se marchitará como una flor… 2 Pues el Señor enviará un poderoso ejército en su contra; como un potente granizo y una lluvia torrencial, se lanzarán sobre ella como las aguas embravecidas de una inundación y la aplastarán contra el suelo. 5 Entonces por fin el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales será la corona gloriosa de Israel; será el orgullo y la alegría del remanente de su pueblo. NTV.
Las naciones del mundo están bajo el gobierno de los hombres de carne y hueso. Algunas de estas naciones son gobernadas por hombres honorables, que realmente quieren lo mejor para sus compatriotas, quieren sacar adelante a su pueblo, quieren verlos prósperos, donde la justicia y la rectitud reinen en todos los estamentos de la nación. Pero otras naciones son gobernadas por hombres tiránicos. Hombres que no les importa las necesidades que puedan tener sus compatriotas, sino que gobiernan para satisfacer sus propias necesidades. A estos hombres malvados no les importa si bajo su gobierno la nación se llega a hundir en el caos y en la ruina. Solo les interesa aprovecharse del poder adquirido al máximo y sacar los mejores réditos de su corrupta administración. Estos malos gobernantes un día tendrán que dar cuentas ante el Señor de su administración, porque el Señor es Quien permite a los hombres asumir puestos administrativos, pero para que administren con rectitud y justicia bajo su dirección.
Los hombres al asumir los puestos de gobierno, se desvían de las funciones que se les fueron delegadas al momento que asumieron el cargo, y empiezan a gobernar bajo sus propios deseos. Una nación gobernada bajo los deseos de los hombres, se desvía de los principios divinos, y lleva consigo a toda la población a apartarse de los preceptos decretados por el eterno Creador. Un gobierno y un pueblo apartado de Dios, vive conforme a la naturaleza de la carne, practicando toda clase de pecados reprochados por el Señor. El pueblo hebreo bajo la dirección de malos gobernantes, se hundió en un caos total, casi la totalidad de la población se apartó de los caminos del Señor. Toda la nación se introdujo en la práctica del pecado y la adoración a los dioses paganos al igual que los reinos vecinos. Israel contaminó su territorio construyendo altares y postes para rendir sacrificios a los Dioses paganos. Ante la realidad que vivía la población hebrea; El profeta Isaías profetizó el castigo que descendería sobre la nación.
Como represalia contra el pueblo idólatra y pecador: el Señor enviará un poderoso ejército que destruiría la belleza gloriosa de Samaria. Bajo la profecía de Isaías, el ejército invasor, arrasaría el reino del norte como una granizada, o como un viento destructor, o como el ímpetu de las torrenciales lluvias. Isaías al profetizar, no dejó dudas acerca del resultado del juicio divino sobre el pueblo pecador, Israel sería aplastado y pisoteado por sus enemigos. Esta es la advertencia de la santa ley de Dios, que no sólo amenaza con castigar al culpable, sino que lo va a cumplir. La belleza del reino del norte era como la de una flor marchita; iba a desaparecer como un higo que madura antes de la cosecha. La mayor parte de esa fruta madura en agosto, pero ocasionalmente alguna lo hace antes. Esos primeros higos son deliciosos y no se quedan mucho tiempo en el árbol, sino que son recogidos y comidos tan pronto como aparecen. A través de este juicio, el Señor de los Ejércitos Celestiales retiraría del poder a los malos gobernantes, y Él, será la corona gloriosa de Israel; llegaría a ser el orgullo y la alegría del remanente de su pueblo.
Queridos hermanos. Comúnmente, las naciones llegan a parecerse a sus gobernantes, porque los líderes y gobiernos llegan a influir en la vida de los habitantes, justamente eso ocurrió con la nación hebrea. Israel llegó a parecer a sus gobernantes, por eso se convirtió en un reino idólatra y pecador, razón por la cual el eterno Creador derramaría su juicio para liberar a su nación de los malos gobernantes, y de los que se habían dejado influenciar por ellos. Hermanos. Si nos encontramos ocupando un puesto de autoridad o liderazgo, sea en el trabajo o en la iglesia, ¿Como estamos influenciando a las personas que están a nuestro cargo? ¿Estamos dirigiendo a ellos bajo la práctica de la rectitud y la justicia como Dios lo ordena, o los estamos dirigiendo a la práctica de la corrupción y el pecado? Si son las últimas dos, tenga presente que el Señor enviará su castigo por haber influenciado negativamente en la vida de las personas que estaban a nuestro cargo, y no solo eso, el Señor nos retirará del cargo y lo dará a alguien que vaya a dirigir bajo Su gobierno y autoridad.