LA BONDAD DEL SEÑOR

LA BONDAD DEL SEÑOR.

ISAÍAS 26:4 Confíen siempre en el SEÑOR, porque el SEÑOR DIOS es la Roca eterna. 5 Él humilla a los orgullosos y derriba a la ciudad arrogante; él la echa al polvo. 7 Sin embargo, para los que son justos, el camino no es empinado ni accidentado… 10 Tu bondad con los malvados no los lleva a hacer el bien. Aunque otros hagan el bien, los malvados siguen haciendo el mal y no les importa la majestad del SEÑOR. 11 Oh SEÑOR, ellos no prestan ninguna atención a tu puño levantado. Demuéstrales tu fervor por defender a tu pueblo; entonces quedarán avergonzados. Que tu fuego consuma a tus enemigos. NTV.

El eterno Creador debido a su gran amor y misericordia por la humanidad, retiene el castigo merecido sobre todos aquellos que no andan en conforme a sus normas, decretos, y ordenanzas. Al amor y la misericordia de Dios, el hombre no responde positivamente, más bien, cada día se sumergen más y más, en la práctica de la idolatría y el pecado, haciendo que la ira de Dios contra ellos crezca aún más. Este hecho lo reconoció el profeta Isaías, por eso en su oración al Señor Declaró: que ante la bondad y la misericordia mostrada por el Señor, los hombres malvados no recapacitan de sus acciones perversas aunque otros hagan el bien, más bien, ellos persisten en hacer lo malo y no les importa la majestad del Señor. El hombre en su naturaleza pecaminosa, jamás va reconocer que Dios esta reteniendo su juicio sobre ellos por su bondad y misericordia, por eso, en vez de apartarse del pecado, lo seguirá practicando como si fuese algo normal.

Isaías en su oración también recalca que los pueblos paganos no prestan atención a las advertencias que Dios está dando, que ellos no tienen miedo del castigo que les puede sobrevenir por su insensatez. El profeta pidió al Señor que demostrara su fervor y defendiera a su pueblo de las naciones opresoras, solo así ellos reconocerían que las advertencias del Señor eran reales. El hombre por lo general es incrédulo, no cree fácilmente en lo que se les dice, ellos siempre quieren ver para creer, por eso, los inconversos no creen en las advertencias de juicio contra el pecado que están registradas en las Sagradas Escrituras. Ellos solo creerían en estas advertencias si llegaran a palpar en carne propia los juicios de Dios.

El amor y la misericordia de Dios por la humanidad pecadora, no será para siempre, pues llegará un día en el cual el eterno Creador derramará su justicia. En aquel día, el Señor juzgara a toda la humanidad y cada hombre recibirá lo que se merezca. En el día de Su ira, el Señor humillara a los orgullosos y derribara a la ciudad arrogante; Él echara al polvo a todos aquellos que no se apartaron del pecado, ni atendieron a Su advertencia. Aparentemente se puede percibir que en la actualidad los malvados se salen con la suya, pero cuando venga el día del Señor todo esto cambiará, los malvados serán juzgados y condenados, pero los que caminan en conformidad a la voluntad del Señor, no recibirán Su ira, más bien, serán resguardados de esta terrible calamidad que sobrevendrá sobre el mundo.

Queridos hermanos. A pesar de lo terrible que pueda parecer este mundo, el creyente no tiene que perder su confianza en el Señor, debe persistir en el camino de la verdad, la rectitud y la justicia, pese a que los malvados persistan en sus acciones perversas y pecaminosas. Talvez en este tiempo, gracias a la bondad de Dios, ellos no reciban el castigo que se merecen por sus acciones, pero el Señor tiene un día específico preparado para ellos. En ese día, la bondad y la misericordia de Dios, serán remplazadas por Su justicia y Su ira. El Creyente tiene que tener la certeza de que Dios dirige la historia por el curso que Él ha establecido. El Señor gobierna al mundo y guía su historia para el beneficio de los que confían en Él, incluso si hay ocasiones en las que el creyente tenga que sufrir junto con los impíos. Sin embargo, mientras ese castigo tiene lugar, Dios allana el camino de sus hijos. Él siempre tiene en mente el bienestar de su pueblo en todo lo que hace. Hermanos. No nos angustiemos, si los malvados no reciben el castigo que merecen por sus acciones, más bien, preocupémonos de nuestro diario caminar en Cristo. Preocupémonos de nuestra salvación, llevando una vida de acuerdo a los principios establecidos en las Sagradas Escrituras, y lejos de toda contaminación del pecado. Sigamos firmes confiando siempre en el SEÑOR, porque el SEÑOR DIOS es la Roca eterna que nos puede liberar de toda situación adversa. Él es el Único que puede dirigir nuestras vidas a una eternidad en la presencia de Dios Padre.