Jesus Is Life

PIDAMOS AL SEÑOR QUE CONTROLE NUESTRO SER

PIDAMOS AL SEÑOR QUE CONTROLE NUESTRO SER

Participar de un tiempo ameno, es algo que nos agrada a la mayoría de las personas, pero mucho más a los adolescentes y jóvenes. Sin duda, estar en comunión con nuestros familiares y amigos, es algo que nos fascina, porque nos gusta compartir nuestros triunfos, historias, anécdotas y risas. Realizar una reunión entre familiares y amigos, o participar de ellos, no es malo, porque la Palabra de Dios nos dice que en este mundo tenemos tiempo para hacer todo. Las reuniones entre familiares y amigos se vuelven malas cuando empiezan a asemejarse a las fiestas de las personas inconversas, donde la cordura, el cuidado de las palabras, el respeto al prójimo, y el respeto por la palabra de Dios no tienen cabida. De estas fiestas descontroladas; David no quería ser partícipe por eso hizo la siguiente oración: “Dios mío, ¡no me dejes decir ni una sola tontería! ¡No me dejes tener malos pensamientos, ni cometer maldad alguna! ¡No me dejes tomar parte en fiestas de gente malvada!” Salmos 141:3-4 TLA.

Vencer las tentaciones de este mundo, no es fácil para las personas, porque los deseos carnales siguen estando ahí a pesar de que la persona haya aceptado a Cristo Jesús. La voluntad del hombre para no dejarse seducir por las cosas de este mundo es débil, por eso fácilmente cae en sus redes. David era consciente de la debilidad de su carne, sabía que en sus propias fuerzas no podía abstenerse de realizar cosas malas como los inconversos, por eso requería la ayuda Divina para salir triunfante de los deseos perversos de su naturaleza carnal. David oró al Señor para que tome el control de todo su ser para no tener el mismo comportamiento que los inconversos. Solo una vida controlada por el poder del Señor, le puede ayudar al creyente a no ceder ante las tentaciones.

David en oración pidió al Señor que controlara, sus palabras, sus pensamientos, sus acciones y su voluntad para no participar de las fiestas de los malvados, David no quería estar presente donde abiertamente se practicaba el pecado. En contraste a David, muchos adolescentes y jóvenes cristianos, piensan que no tiene nada de malo estar en las discotecas, karaokes o en las fiestas de personas inconversas, piensan que al estar presente sin ingerir alcohol, o algún estupefaciente no están cometiendo pecado. David a pesar de tener un corazón conforme a Dios, entendía que solo con el hecho de participar de una fiesta con los inconversos ya estaba pecando. El deseo de participar de las fiestas del mundo, es el deseo de la naturaleza carnal, y cuando participan de ella, han cedido a los deseos de su carne y han pecado contra Dios. Para cometer pecado, no fue necesario que bebieran alcohol, algún narcótico, o que pronunciaran palabras soeces, solo fue necesario que siguieran los impulsos de su carne.

Nuestra naturaleza carnal que todavía no está muerta, siempre está buscando como manifestarse para llevarnos a pecar contra Dios, por eso al igual que David, debemos pedir al Señor que tome el control de nuestras palabras, de nuestros pensamientos, de nuestras acciones y nuestros deseos, para que no sedamos a los impulsos perversos de nuestra carnalidad. Solo el Señor nos puede dar la fortaleza necesaria para salir victoriosos ante las tentaciones de nuestra naturaleza pecaminosa. Si en algún momento tiene deseos de participar en una fiesta donde la cordura, el cuidado de las palabras, el respeto al prójimo, y el respeto por la palabra de Dios no tengan cabida; ore con todo su corazón al Señor para que le ayude a vencer esa tentación y le ponga en su corazón el deseo de vivir en conformidad a Su santa voluntad.

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