AMEMOS A DIOS CON NUESTRO SER
AMEMOS A DIOS CON NUESTRO SER
Al igual que el mundo, todos los cristianos tenemos albergado en nuestro corazón el amor entregado por nuestro Creador durante nuestra creación. Muchas veces este sentimiento lo expresamos a las personas, a los animales, a las plantas e incluso a las cosas que no tienen vida como son: el dinero, el trabajo, el deporte o algún otro pasatiempo. A menudo los cristianos nos enfocamos tanto en expresar nuestro amor por las cosas vanas de la vida, que nos olvidamos de amar a Quien realmente lo merece. Este amor que debemos expresar a quien realmente lo merece, no es un amor igual que a las cosas vanas de nuestra vida, este amor debe ser profundo y muy especial. El Señor a través de uno de sus discípulos nos detalla cómo debemos expresar este amor. “Jesús le dijo: Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”. Mat 22:37 DHH.
A través de estas palabras, nuestro Señor detalla que nuestra primera obligación como criaturas creadas es amar a nuestro Creador no solo con palabras sino con todo nuestro ser. Con todo nuestro ser significa que debemos amar a Dios con todo lo que somos y con todo lo que tenemos. Debemos amar a Dios con nuestro corazón ya que es nuestra naturaleza emocional, con nuestra alma ya que es nuestra naturaleza volitiva, y con nuestra mente ya que es nuestra naturaleza intelectual. Estos tres aspectos fundamentales de nuestro ser, constituyen la totalidad de lo que somos, nuestra vida interior y exterior, nuestra mente, voluntad, deseos, emociones psíquicas, energías físicas y mentales, y aun nuestras posesiones. Nuestro amor a Dios no debe ser como el amor que damos a las cosas vanas, a las cosas pasajeras. Nuestro amor a Dios debe ser diferente, debe ser de una entrega total de lo que somos en Cristo Jesús.