UN PECADO AFECTA A TODOS.
7 … Josué clamó: Oh, Soberano SEÑOR, ¿por qué nos hiciste cruzar el río Jordán si vas a dejar que los amorreos nos maten? …8 Señor, ¿qué puedo decir ahora que Israel tuvo que huir de sus enemigos? 10 Pero el SEÑOR le dijo a Josué… ¡Israel ha pecado y ha roto mi pacto! Robaron de lo que les ordené que apartaran para mí. Y no sólo robaron sino que además mintieron y escondieron los objetos robados entre sus pertenencias. 12 Por esa razón, los israelitas huyen derrotados de sus enemigos. … 13 … Nunca derrotarás a tus enemigos hasta que quites esas cosas que tienes en medio de ti”. NYV.
Muchos cristianos erróneamente piensan que pueden tener una comunión con el Señor a pesar de constantemente transgredir su palabra. Estos cristianos viven sus vidas religiosas con normalidad y participan hipócritamente de todas las actividades de la iglesia, para que nadie en la congregación se dé cuenta de sus faltas. De esta forma tratan de esconder sus pecados, se burlan de su congregación y piensan que también se pueden burlar de Dios. En el pasado, Acán uno de los soldados del ejército de Israel, desobedeció las órdenes de Dios, y atrajo la maldición sobre toda la nación. Escondió su pecado, pensando erróneamente que Dios no lo iba a descubrir,
El Creador estrictamente había ordenado al ejército hebreo que, durante las batallas en contra de los ejércitos de las ciudades cananeas, no tomaran como botín las pertenencias de estas ciudades, había ordenado destruirlas por completo. Pues si alguien desobedecía a esta ordenanza y tomaba algún botín para sí, todo el pueblo sufriría las consecuencias. Tras la victoria de Israel sobre Jericó y otras ciudades cananeas, fueron en contra de los reinos amorreos, pero en esta batalla, el ejército israelí sucumbió y algunos de sus hombres fueron asesinados.
Josué, líder de Israel, tras la derrota, pensó que Dios los había abandonado, y dejado en las manos de los amorreos para que los destruyan. Por eso, con gran amargura en su corazón por la derrota, oró a Dios, sin pensar que la derrota era consecuencia de que uno de sus hombres había desobedecido las órdenes de Dios. Ante la oración de Josué, Dios reveló que Israel había pecado. El creador vio como una desobediencia nacional, la falta de un solo hombre a una ley nacional. Dios exigía que toda la nación se comprometiera a la tarea que había prometido cumplir: conquistar la tierra. Por eso, cuando una persona falló, todos fallaron. Si el pecado de un soldado no hubiera sido castigado, se habría desatado un saqueo ilimitado. La nación como entidad colectiva tenía que prevenir esa desobediencia.
Los amorreos no eran más fuertes que Israel, la razón de su victoria era que Israel estaba debilitado, porque el pecado había entrado en el campamento. La tolerancia del pecado dentro de una familia o congregación no solo afecta a la persona que peca, sino que trae consecuencias sobre todas las personas que están a su alrededor. Pues Dios es un Dios santo y no derramará sus bendiciones sobre los que toleran el pecado, más bien Él derramará su castigo por no haber denunciado el pecado.
Queridos hermanos, el pecado de un israelita hizo que toda la nación asumiera las consecuencias, pues Israel era una unidad y como unidad tenían la responsabilidad de velar los unos por los otros para que todos cumplan con el pacto establecido. El pecado puede hacer que una congregación no crezca ni se afiance a pesar de tener varios años de funcionamiento, pues el pecado obstaculiza el normal crecimiento del cuerpo de Dios. Hermanos, tal vez alguno de nosotros tengamos un pecado escondido que no hayamos confesado a Dios. es momento de que nos arrepintamos y confesemos nuestro pecado, pues nuestro pecado puede ser la causa de que nuestra congregación no esté creciendo, ni esté resibiendo las bendiciones que Dios ha prometido para los que lo aman.