PECADO VOLUNTARIO E INVOLUNTARIO.
27 Si un individuo comete un pecado involuntariamente, la persona culpable llevará una cabra de un año como ofrenda por el pecado. 28 El sacerdote la sacrificará para purificar a la persona culpable ante el SEÑOR, y la persona será perdonada. 30 Sin embargo, aquellos que descaradamente violen la voluntad del SEÑOR … blasfeman contra el SEÑOR y deben ser excluidos de la comunidad. 31 Puesto que trataron la palabra del SEÑOR con desdén y desobedecieron su mandato de manera deliberada, deben ser completamente excluidos y sufrirán el castigo por su pecado. NTV.
El mundo está dirigido por un sin fin de leyes y ordenanzas, el quebrantar alguna de esas leyes, trae consecuencias al infractor. Las consecuencias dependen de la gravedad de la falta. Algunas consecuencias son leves, pero hay otras que son severas con el infractor. El desconocimiento de alguna de las leyes, no justifica al infractor, tiene que asumir las consecuencias. Por otra parte, hay personas que, conociendo las leyes, descaradamente las infringen a propósito, con el hecho de tomar alguna clase de ventaja.
En el pasado, el eterno Creador dio una serie de leyes, normas y ordenanzas al pueblo hebreo, el quebrantar alguna de ellas, era considerado una ofensa al mismísimo Creador. El pueblo hebreo debía tener conocimiento de cada una de esas leyes para no pecar contra su Creador. Dios conocía la fragilidad de la mente de su pueblo, sabía que no podrían guardar todas sus leyes en sus mentes. Por esa mente frágil, sabía también que algunos israelitas quebrantarían algunas de sus leyes involuntariamente. Por ese pre-conocimiento de la mente de su pueblo, Dios estableció un ritual en favor de las personas que violaran su ley involuntariamente, a través de este ritual, las personas encontrarían el perdón de Dios a sus pecados.
Por otra parte, el eterno Creador también tenía el conocimiento del corazón perverso de su pueblo, sabía que algunos quebrantarían su ley descaradamente. Dios en contra de ellos decretó un castigo. Dios en su amor y misericordia, estaba dispuesto a perdonar a aquellos que hubieran cometido errores no intencionales si se daban cuenta de sus errores rápidamente y los corregían. Sin embargo, los que pecaban deliberadamente recibían un juicio más severo. El pecado intencional surge de una actitud impropia hacia Dios.
El pecar deliberadamente es desafiar a Dios y sus mandamientos, es merecedor de un justo castigo. Dios en su justicia y santidad, nunca dejará sin castigo al soberbio, al que se opone seguir sus mandamientos. Por eso, el eterno Creador, decretó que si algún israelita o extranjero pecaba deliberadamente seria expulsado del pueblo. Estas instrucciones, traducidas a los términos del Nuevo Testamento, recalcan que cuando las amonestaciones fraternales no surten efecto, el pecador obstinado debe ser expulsado de la congregación.
Queridos hermanos, ninguna persona está libre de cometer pecado, pues todavía no podemos dar muerte a nuestra carnalidad, pero esto no implica que debemos pecar deliberadamente, pues Dios está en contra de todos aquellos que pudiendo no pecar prefieren seguir pecando. Dios en su justicia, un día derramará su juicio sobre todos aquellos que ofendieron a Dios deliberadamente. Hermanos, Dios a través de su palabra, nos ordena que debemos amonestar a las personas que a pesar de haber aceptado a Cristo persisten en seguir viviendo bajo el dominio de su carne. Si nosotros no amonestamos a esas personas, nosotros nos convertiremos en partícipes de sus pecados y seremos condenados por permitir que continúe en su pecado. Si a pesar de haberle amonestado al pecador y el persiste en su pecado, Dios nos ordena que lo tengamos por anatema, y lo separemos de la congregación para que no contamine al resto del rebaño.