MANTENER LA PUREZA.
32 … un hombre que queda impuro a causa de una emisión de semen 33 o una mujer durante su período menstrual…13 Cuando el hombre … sane, deberá contar siete días para el período de purificación. Luego tendrá que lavar su ropa y se bañará con agua fresca, y quedará ceremonialmente puro. 28 Cuando termine el sangrado, ella deberá contar siete días y después quedará ceremonialmente pura. 29 Al octavo día llevará dos tórtolas o dos pichones de paloma y los entregará al sacerdote … 30 El sacerdote ofrecerá una tórtola como ofrenda por el pecado y la otra como ofrenda quemada. Mediante este proceso, el sacerdote … purificará ante el SEÑOR…
En el período del antiguo testamento, una mujer era declarada impura durante los siete días que duraba su período menstrual tal como lo era un hombre que sufría de flujos de larga duración. La ropa, o cualquier superficie u objetos que ellos tocaban en este período , quedaban contaminados y eran declarados impuros. Los objetos contaminados debían pasar por un período de purificación para ser nuevamente utilizados. Pero algunos de estos objetos eran desechados definitivamente.
El flujo menstrual se consideraba causa de contaminación, exactamente como un flujo masculino de larga duración, y, por tanto, no eran necesarios sacrificios para expiarlo. Todo lo que se requería era un período de espera y la purificación con agua. El hombre o la mujer eran impuros durante el tiempo que duraba la secreción. Cualquier persona que entraba en contacto con las personas durante el período que duraba la secreción, se contaminaban y quedaban declarados impuros. Estas personas para recuperar su estado de pureza tenían que bañarse, lavar sus vestiduras y esperar hasta al anochecer.
A diferencia de los afectados por graves enfermedades de la piel, las personas con secreción, no tenían que vivir fuera del campamento, ni tenían que pasar por un complicado proceso de purificación, pues cuando cesaba la secreción, tenían que esperar siete días, lavar sus vestidos, bañarse con agua fresca, y después, el día siguiente, debían ofrecer el menos costoso de los sacrificios, un ave para un holocausto y un ave para una ofrenda por el pecado.
Las personas que eran declarados impuros, no podían participar en la adoración a Dios en el Tabernáculo. Pues si lo hacían, podían sufrir la muerte por contaminar el lugar sagrado, la morada terrenal del eterno Creador. De esta ordenanza, sin duda todo el pueblo hebreo tenía conocimiento, ya que el Creador cuando preparó al pueblo para su aparición en el monte Sinaí, le había dicho a Moisés que todo el pueblo tenía que consagrarse, lavando sus vestidos y absteniéndose de mantener relaciones sexuales.
Queridos hermanos, el Creador al igual que en el pasado se preocupa por la salud, la dignidad de la persona y la dignidad del cuerpo. Por eso, en sus mandamientos hace un llamado a sus seguidores para que fomenten las prácticas saludables, para el cuerpo, el alma y el espíritu, El baño era la respuesta física de salud; ser purificado o limpiado en base al ritual del sacrificio de la purificación era la respuesta espiritual de dignidad. Hermanos, Jesucristo a través de su sacrificio, purificó cada parte de nuestro ser, Él purificó nuestro cuerpo, alma y espíritu. Mantengamos esta pureza que el Señor nos regaló, evitemos a toda costa las cosas que puedan contaminar nuestro ser. Tratemos de vivir en esa pureza hasta que lleguemos a la presencia de nuestro amado Señor.